2 en 1, Aprendizaje profundo y neurodivergencia

ZYON

abril 17, 2025
Neurodivergencia y Aprendizaje Profundo La Gente Humaba Blog de reflexiones
Este ensayo explora la intersección entre el aprendizaje profundo y la neurodivergencia, destacando cómo las diferencias cognitivas no solo presentan desafíos, sino también oportunidades en los entornos educativos. Se argumenta que fomentar el aprendizaje profundo en contextos neurodivergentes enriquece la experiencia educativa para todos, promoviendo una mayor creatividad, resolución de problemas y pensamiento crítico. A través de una reflexión sobre la inclusión, se insta a las instituciones y a la sociedad a crear espacios educativos que valoren la diversidad cognitiva, y se destaca la responsabilidad colectiva de adoptar una visión inclusiva del aprendizaje en todos los aspectos de la vida.

El aprendizaje profundo, esa idea de que los estudiantes no solo deben tragarse la información, sino digerirla, procesarla, exprimir hasta la última gota de sentido, es una de esas cosas que suena bien en papel. Lo que dice el Informe de la UNESCO sobre Educación para el Desarrollo Sostenible 2023, destaca que el 53% de l@s estudiantes en países de ingresos bajos y medianos no alcanzan los niveles mínimos de competencia en comprensión. 

Esto nos dice que la mayoría quien sabe si realmente entienden algo o no. Pero, bueno, en teoría, conectar conceptos, resolver problemas, pensar un poco fuera de la caja, es lo que nos va a salvar de este mundo en que las personas se ponen más autómatas y menos gente humana. El problema es que tod@s aprenden diferente, y en esa diferencia está el caos.

Hablemos de neurodivergencia, esa palabra tan bonita para referirse a aquellos que no siguen el mismo camino mental que el resto. TDAH, autismo, dislexia, etc. Todas esas etiquetas que la gente usa para decir que eres distint@, como si ser diferente fuese un defecto. Pero no lo es. Estas personas ven el mundo de otra forma. Y si la educación no sabe aprovechar eso, entonces el problema no está en ell@s, está en el sistema. Temple Grandin, la mujer que sabe de esto más que cualquiera de nosotr@s, lo dijo mejor: “El mundo necesita todo tipo de mentes”. ¿Y saben qué? Encuentro que tiene razón. Lo que el mundo no necesita es más de lo mismo.

Aprendizaje profundo para la reflexión la gente humana

No es la mera repetición de palabras muertas ni el ensordecedor eco de fechas y nombres olvidados. Es el baile de pensar en lo sublime y lo inalcanzable. L@s que buscan más allá de lo obvio, l@s que anhelan el ‘por qué’ y el ‘cómo‘. Allí, donde el pensamiento crítico es la brújula y la creatividad el viento que impulsa su navegación, l@s estudiantes se alzan como auténticos pensadores.

El aprendizaje profundo va más allá de la memorización y repetición de datos. En un entorno que fomenta este tipo de aprendizaje, l@s estudiantes desarrollan habilidades como el pensamiento crítico, la capacidad de interconectar ideas complejas y la creatividad. Estos elementos son fundamentales para resolver problemas en un contexto dinámico y globalizado. En lugar de limitarse a aprender «qué» es algo, los estudiantes exploran el «por qué» y «cómo» funciona. Este tipo de aprendizaje prepara a l@s estudiantes para enfrentar desafíos de manera más efectiva.

En la actualidad, habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas son esenciales para el éxito. El mundo moderno demanda personas que puedan adaptarse rápidamente y pensar de manera innovadora. Esto plantea una cuestión importante, ¿cómo podemos garantizar que estas habilidades sean accesibles para todos, incluidas las personas con formas de aprendizaje diferentes?

Neurodivergencia: Procesos y características del aprendizaje

Neurodivergencia es la normalidad en la sociedad  la gente humana

Era imposible saber con certeza dónde comenzaba la disonancia y dónde terminaba la normalidad. La idea de que existía una sola forma «correcta» de aprender o pensar era una alucinación, una ilusión que tod@s parecían aceptar sin cuestionar. Pero en los rincones de esa estructura, se levantaban figuras como Kim Peek, distorsionando esa percepción, torciéndola hasta hacerla irreconocible. Neurodiversidad. Un término que, en sí mismo, parecía un susurro de algo incomprensible, casi inaceptable.

Kim Peek, el “verdadero Rain Man”, vivía atrapado en un cuerpo que no respondía a las reglas. Su cerebro, un enigma que desafía cualquier clasificación simple, era tanto su prisión como su liberación. No era autista, pero su condición, una combinación extraña de macrocefalia y una malformación congénita del cerebelo, lo separaba de l@s demás de manera radical.

Mientras sus capacidades motoras y sociales se desmoronaban ante los ojos de quienes lo rodeaban, Peek desarrollaba una habilidad que rozaba lo surreal. Como si cada libro que tocaba se disolviera dentro de él, retenía el 98% de lo que leía. No solo lo retenía, lo poseía. Se estima que memorizó doce mil libros. Pareciera algo tan improbable, como sus habilidades.

Leía dos páginas simultáneamente, una con cada ojo, como si los límites del entendimiento humano no se aplicaran a él. Historia, música, geografía, todo lo almacenaba con una frialdad casi mecánica. Su cerebro, aunque desconectado en ciertas áreas, tejía conexiones que ningún otro podía replicar. ¿Era un sabelotodo? ¿O era simplemente un reflejo deformado de lo que llamamos conocimiento? No lo sabían. Nadie lo sabía. Solo quedaba la certeza de que Peek no encajaba. Ni siquiera intentaba.

meme tonto es el que dice tonterías

Pero ahí estaba la paradoja, el mundo de la educación, rígido y uniforme, continuaba marchando, ajeno a aquell@s cuyas mentes operaban en diferentes frecuencias. Para l@s estudiantes neurodivergentes, las aulas no eran santuarios de conocimiento, sino laberintos de barreras invisibles. Los métodos tradicionales, basados en la memorización y las pruebas estandarizadas, parecían diseñados para aquell@s que encajaban en el molde preestablecido, dejando a l@s demás atrapados en una lucha silenciosa.

Y así, en el fondo de ese sistema absurdo, flotaba una pregunta sin respuesta, ¿qué clase de aprendizaje estamos construyendo? En un mundo que clama por la diversidad, las estructuras permanecen inamovibles, atrapadas en una repetición vacía. Las oportunidades para aquellos como Peek, para l@s neurodivergentes que desafían la lógica de lo común, se ven limitadas por la insistencia en un único camino hacia el conocimiento.

Era evidente que las grietas en el sistema estaban ahí, siempre presentes, pero ¿quién se atrevería a mirarlas de frente? La verdad es que la educación, en su búsqueda constante de querer una mejor sociedad, está incorporando algo valioso. Lo diverso. Lo extraño. Lo maravilloso.

Embrollos de la mente humana.

Embrollo de la gente humana

Es curioso cómo los embrollos de la mente humana, siempre esquivos, se vuelven visibles en los lugares menos esperados. En el mundo del aprendizaje, donde los sistemas parecen funcionar como máquinas frías e implacables, el concepto de aprendizaje profundo emerge como un eco de esperanza. Pero ¿qué sucede cuando ese eco se cruza con las mentes que habitan un espacio diferente, como las personas neurodivergentes? Aquí comienza una hermosa, pero silenciosa intersección.

El aprendizaje profundo ofrece una promesa tentadora, la libertad de explorar, de profundizar en las propias obsesiones, de dar forma a los pensamientos más allá de los límites impuestos por las normas sociales.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el sistema se enfrenta a aquell@s cuya forma de procesar el mundo parece tan distante de lo convencional que sus propios talentos se ven ahogados bajo una estructura rígida y fría? Michael Phelps, un nombre asociado a la perfección física, pero detrás de esa perfección, una mente inquieta, marcada por el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Phpels multimedallista olímpico con TDH

Desde temprana edad, Phelps fue etiquetado, como si ya desde niño estuviera atrapado en una jaula invisible. El TDAH lo convertía en un extraño dentro de la estructura educativa. Sus profes, guardianes de un sistema inflexible, lo etiquetaban como problemático, incontrolable. Pero fuera de esas paredes, el agua le ofrecía una vía de escape, como si al sumergirse en la piscina se liberara de las expectativas y restricciones de la sociedad. Ahí, su hiperactividad se convertía en energía pura, canalizada hacia el perfeccionamiento obsesivo de cada brazada.

Nadaba largas horas, horas en las que el mundo exterior desaparecía, y lo único que quedaba era el agua, el movimiento, la libertad. Pero fuera de ese entorno, su mente lo traicionaba. La falta de concentración en la escuela, la impulsividad, todo volvía a su lugar. Una mente dividida entre dos realidades, la de la piscina y la de un mundo que no podía comprender ni aceptar su forma de ser.

Y así, Michael Phelps, un ser atrapado entre dos dimensiones, encontró en la natación un refugio. Un lugar donde su «discapacidad» se transformaba en fortaleza, donde las barreras sociales y académicas no podían alcanzarlo. ¿Pero qué sucede con aquell@s que no encuentran su piscina? ¿Aquell@s cuyo talento no encuentra una salida en los rígidos sistemas educativos?

La flexibilidad pedagógica.

Flexibilidad y adaptación pedagógica

El aprendizaje profundo ofrece una solución, pero como todo en este mundo complejo, no es tan simple. La flexibilidad pedagógica, pero ¿qué ocurre cuando las estrategias necesarias, como el uso de enfoques visuales y multisensoriales, se encuentran bloqueadas por las mismas estructuras que deberían apoyar a los estudiantes?, es ahí como evaluaciones estandarizadas se convierten en jaulas, encierros de un talento que no puede ser medido en términos de lo que es “normal”.

¿Y qué es normal, después de todo?, la única normalidad es la diversidad. En el cruce entre la neurodivergencia y el aprendizaje profundo, l@s estudiantes encuentran una contradicción, un sistema que promete libertad, pero que exige conformidad. Una educación que celebra el pensamiento crítico y la creatividad, pero que rara vez ofrece las herramientas necesarias para aquell@s que piensan y sienten de manera diferente.

En última instancia, la historia de Michael Phelps es una parábola de nuestro tiempo. Un hombre que encontró su salida, pero que también luchó contra las sombras de su propia mente. La ansiedad, la depresión, el peso de ser el mejor. Porque, al final, tod@s estamos atrapados en nuestras propias jaulas, buscando un momento de libertad. Y quizás, solo quizás, el aprendizaje profundo pueda ofrecer una llave.

¿El aprendizaje profundo se entrelaza con la neurodivergencia?

Una realidad de que el mundo es el feo  la gente humana

El aprendizaje profundo, se entrelaza con la neurodivergencia de formas que ni siquiera las mentes más ordenadas pueden anticipar. Sin embargo, la pregunta siempre permanece, suspendida en el aire, como una sentencia sin pronunciar: ¿es realmente posible?

Las políticas educativas, hablan de inclusión, de valorar la diversidad, de fomentar el aprendizaje profundo, pero entre esos muros de hormigón que son sus expectativas, la neurodivergencia se mueve entre los pasillos, sin encontrar su lugar. Las mentes diferentes son celebradas en teoría, pero en la práctica, la diferencia asusta, incomoda, desgarra la «normalidad».

¿Y qué queda de la sociedad, entonces? Al final, la responsabilidad de convivir con esa diversidad no recae en las leyes, ni en las instituciones, sino en cada un@ de nosotr@s, en nuestras pequeñas decisiones cotidianas, en nuestras miradas de reojo cuando algo se sale de la norma.

Al a aquellos que piensan de manera diferente, encontramos no solo desafíos, sino también revelaciones. Y quizás, al final, eso es lo que más tememos, que al reconocer la valía de lo que no comprendemos, también reconozcamos que nuestra propia comprensión del mundo es, en sí misma, una limitación.

Así, el aprendizaje profundo y la neurodiversidad se encuentran en una complejidad binaria, incómoda, a veces surreal. Cada paso hacia la inclusión es también un paso hacia el borde del abismo, donde la seguridad de lo conocido se desmorona, y lo único que queda es la aceptación de lo incierto, de lo que no podemos controlar. Pero quizás, en esa incertidumbre, reside la verdadera esencia del aprendizaje.

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