Alerta de violencia, “soy choro, ¿y qué?

ZYON

abril 19, 2025
Alerta por la violencia que existe en las escuelas, se necesita formar gente humana
En Cartagena, un apoderado agredió físicamente a un profesor después de ser citado para discutir una situación ocurrida durante un evento escolar. Tras golpear al docente, el agresor continuó amenazándolo por teléfono, dejando al profesor en un estado de vulnerabilidad física y psicológica. Este caso no es aislado, representa una tendencia creciente de violencia hacia l@s educadores/as. Este ensayo es una crítica a la sociedad que estamos construyendo, donde la violencia ha tomado un lugar como una herramienta de interacción social. Es hora de reflexionar sobre el tipo de convivencia que estamos fomentando.
Antes las cosas que suceden hoy en violencia escolar no pasaban, era distinta la gente humana

La violencia en las escuelas ya no es sorpresa. No es como si alguna vez hubiéramos sido grandes ejemplos de civilización, pero como alguien dice por ahí “esto antes no pasaba”. Hoy en día, ser docente se ha convertido en profesión de alto riesgo, lidiando con apoderad@s frustrad@s (no tod@s obviamente) y un sistema que sus Políticas de Convivencia Escolar, pareciera no estar resultando. Lo que pasó en Cartagena, donde un profesor fue golpeado por un apoderado que se creyó el macho alfa de la manada, es solo una pieza más de este rompecabezas que llamamos “comunidad educativa”.

¿Respeto por l@s profesores/as?, pregunta que parece un pésimo chiste. El respeto murió hace rato, enterrado junto a la idea de que la educación es algo valioso, es algo que ha quedado en silencio. Ahora todo es un juego sucio, donde l@s que intentan enseñar son agredid@s. Y no solo físicamente. Cada día reciben una paliza psicológica, amenazas, insultos, indiferencias. Y todo porque el sistema les ha dicho que deben aguantar, que es parte del trabajo. ¿A quién se le ocurre que enseñar debería doler tanto?

¿Es la escuela un espacio seguro de violencia?

La violencia no es responsabilidad de una persona es de toda la gente humana

No podemos ignorar los gritos de desesperación que han surgido desde las aulas. Si la escuela ya no es un espacio seguro, no solo para l@s estudiantes, tampoco para l@s docentes y asistentes de la educación, ¿hacia dónde nos dirigimos como sociedad?

El incidente en Cartagena es más que una simple anécdota de violencia, es una manifestación del absurdo que impregna nuestras relaciones sociales. Un padre, cegado por la ira, entra en una escuela y golpea al profesor que había tenido la osadía de citarlo. La razón de esa cita era trivial, pero las reacciones fueron desmedidas. Como en muchas tragedias de la vida cotidiana, lo insignificante se convierte en detonante de la destrucción.

El apoderado, en lugar de dialogar, eligió la violencia, golpeando una mesa primero, luego a un ser humano. ¿Qué podemos decir del profesor que cayó al suelo y de l@s apoderad@s que fueron testigos de ese acto?

El contexto de la violencia en el entorno escolar.

Contexto de la violencia escolar de la gente humana

Vivimos en un mundo donde el respeto ha sido sustituido por la fuerza y el diálogo, por el miedo. Sin embargo, detrás de cada golpe, de cada amenaza telefónica, se revela una verdad más profunda, el sistema educativo está en crisis, no solo por la violencia, sino por la falta de sentido en su misión. L@s profesores/as se ven atrapad@s en una maquinaria que ha perdido su propósito, en un entorno donde enseñar se ha vuelto una tarea, sin reconocimiento ni protección.

Los casos de violencia contra l@s docentes no son incidentes aislados. Son síntomas de un malestar más profundo, un malestar que refleja cómo, en este universo indiferente, la agresión se ha vuelto una respuesta habitual. Estudio muestra que 1 de cada 10 docentes ha sido agredido/a físicamente en su espacio de trabajo. Estas cifras deberían ser alarmantes, pero en realidad, no sorprenden. En un mundo donde lo absurdo reina, la violencia parece ser el lenguaje dominante.

¿Pero cómo llegamos aquí?, el sistema educativo parece haber olvidado su razón de ser, y l@s involucrad@s se ven envueltos en una lucha por simplemente ser escuchad@s. Sin embargo, todo esto se convierte en una tragicomedia, donde el respeto y la dignidad se pierden, y lo que queda es una sociedad que reacciona con violencia ante su propia frustración.

Es en este espacio con falta de sentido, cuando debemos replantearnos qué significa educar. No es solo transmitir conocimientos, sino también formar personas que puedan convivir en una sociedad con dignidad. La violencia que sufrimos en las escuelas es una negación de esa dignidad. Y si no somos capaces de proteger a quienes enseñan, ¿qué esperanza nos queda de crear una sociedad justa?

Posibles causas detrás de la violencia hacia l@s docentes.

Existe una división entre la familia y la escuela

Es imposible no notar la distancia que hoy existe entre las familias y la escuela. Apoderad@s, en su afán de proteger a sus hij@s, no se debe olvidar algo fundamental, l@s profesores/as no son adversari@s, son aliad@s en la formación de gente humana. Margaret Mead lo dejó claro cuando dijo: “Los niños deben ser enseñados a pensar, no qué pensar”. Pero parece que en algún momento, en medio de evaluaciones estandarizadas y la búsqueda de resultados inmediatos, hemos perdido esa premisa básica.

En conversaciones, en reuniones de apoderad@s, la escuela ya no se ve como un espacio compartido de aprendizaje, sino como una institución a la que hay que vigilar de cerca, con desconfianza. Las críticas se han vuelto más comunes que los agradecimientos. Y mientras tanto, el/la docente queda sol@, expuest@.

Contextos sociales promueven la violencia entre la gente humana

Quizás, una de las razones sea que vivimos en un entorno social marcado por violencia. No podemos pedir a l@s niñ@s que aprendan sobre respeto cuando en sus hogares, en las calles, redes sociales y a través de los medios de comunicación, lo que reciben es un mensaje contrario. La violencia se presenta de manera cruda, desprovista de contexto, como si no hubiera consecuencias más allá de los titulares. ¿Cómo podemos esperar que un/a niñ@ no reaccione con violencia cuando eso es todo lo que ven a su alrededor?

La impunidad, además, es el peor aliado en este ciclo de violencia. Cada vez que una agresión hacia un(a) docente no tiene consecuencias claras, enviamos un mensaje de permisividad. ¿Qué se puede esperar entonces cuando los sistemas de justicia y las políticas educativas no responden con firmeza? Las escuelas se convierten en territorios vulnerables, donde l@s docentes son vist@s como prescindibles, y la agresión, como un recurso válido para resolver conflictos.

L@s docentes, están cansad@s, y con razón. No se trata solo de la carga de trabajo, sino de una fatiga emocional que nace de sentirse cada vez más sol@s. Pero también hay una melancolía que acompaña esta situación, porque detrás de cada acto de violencia, hay una falla estructural que hemos permitido.

Es difícil no sentir una sensación de pérdida al reflexionar sobre cómo hemos llegado aquí. Porque la escuela, en esencia, es un espacio de esperanza, de futuro. Y cada acto de violencia que queda impune no solo ataca a l@s agentes educativos en turno, sino a la idea misma de que la educación es un bien colectivo, algo que debemos proteger entre tod@s.

Y, ¿ahora qué?

Meme de llamado a la acción para no más violencia hacia los docentes y la gente humana

No nos hagamos l@s cieg@s. Nos gusta creer que todo sigue su curso, que «el sistema» está funcionando. Pero, ¿en serio es así?, los golpes (físicos y psicológicos) a l@s agentes educativos no son errores del sistema, son parte del sistema en sí mismo. Un sistema que dejó tirad@s a quienes más necesitamos. ¿Y entonces?, ¿qué esperan las autoridades para hacer algo?, ¿una huelga masiva?, ¿un/a profesor/a muerto/a? Porque al paso que vamos, no parece descabellado.

L@s docentes, que deberían estar formando a l@s futuros líderes, están más preocupad@s por esquivar golpes, insultos y miradas llenas de odio que por enseñar. Y, claro, ¿cómo van a educar en un entorno donde l@s maltratan?, no basta con discursos sobre el respeto, sobre la formación integral de las personas, cuando la realidad es otra, profesores/as, desprotegidos/as y vulnerables.

La violencia no es un error, es una advertencia. Una advertencia de que la cosa se está pudriendo por dentro. Y no se trata solo de pegarle a un profesor, se trata de algo más grande. Se trata de una sociedad que ya no valora ni respeta nada. Si no cuidamos a l@s que educan, ¿qué nos queda?, ¿qué tipo sociedad estamos creando cuando dejamos que la violencia sea la respuesta a todo? Y, peor aún, cuando no hacemos nada al respecto por quienes demuestran día a día su vocación.

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